Después de visitar el mauna Kea era hora de quitarme el forro polar, bajar a nivel de mar y visitar el Kilauea del que dicen que es probablemente el volcán en erupción más activo actualmente. Está dentro de un parque nacional y recomiendan que lo primero que hagas es pasarte por el centro de visitantes para que te digan cómo está la cosa ese día, van cerrando tramos de carretera según sople el viento para evitar respirar el humo del volcán. De hecho, yo iba con una idea muy distinta de lo que terminé haciendo.
Por el camino ya se va viendo que el paisaje cambia un montón, pasamos del paisaje «marciano» de la altura a una vegetación digna de una selva tropical y vemos como de la tierra sale humo, nos vamos acercando.
Cuando llegué al centro de visitantes vi que por la hora que era no podía hacer ninguno de los paseos guiados que hay y que lo que pensaba hacer estaba cortado ese día, así que pregunté a uno de los voluntarios del parque qué podía hacer en las 5 horas que tenía y me recomendó lo siguiente: que fuera a ver el volcán desde el mirador, que hiciera el trail del tunel de lava, el de la devastación y luego siguiese la carretera que va hasta el mar dónde se ve cómo la lava cae al mar.
Me comentó que si me pudiera quedar al anochecer molaba mucho, porque lo que por la mañana se ve como humo por la noche se ve rojo y es más vistoso, pero lamentablemente no podía ser.
Dicho y hecho, empecé el camino yendo a ver el cráter del volcán y no decepciona. Al lado hay otro centro de visitantes pequeño desde el que también salen rutas guiadas que comentan son muy interesantes porque te van contando muchas cosas.
Después de estar un buen rato allí fui al tunel de lava, es un paseito de 10-15 minutos en el que se pasa a través de la lava, curioso (las fotos que tengo no son decentes) y luego me fui al devastation trail, que como se puede imaginar es un sitio en el que no hay nada porque la lava se lo llevó todo por delante. Eso fue un poco meh.
Después de esto me fui a la «chains of craters road» aquí puedes estar 5 horas o más si quieres, hay craters, lava, miradores y caminos por todas partes. De hecho, tuve que dejar de pararme cada 300 metros porque sino al final iba a perder el avión.
Las fotos no le hacen ninguna justicia, ni al camino ni al final del mismo, que se ve cómo la lava llegaba al mar y solidificaba.
Y con esto en la retina me fui para el aeropuerto y así acabó mi día en la Big Island. Fue un gran día.
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