A estas alturas de la historia no os tengo que contar qué es Auschwitz ni qué pasó allí, pero si os voy a contar cómo me sentí yo visitándolo. Y todavía hoy tengo dudas de si es una jugada museológica perfecta o un truño.
Auschwitz se puede visitar por libre o con guía, yo elegí guía porque la experiencia me ha demostrado que sino te enteras de la misa la media. Al llegar van haciendo grupos para los guías en distintos idiomas y van separando a la gente. Luego te dan unos cascos con un chisme tipo audioguía que lo que hace es que todo el grupo se sintonice al canal del guía y le escuche sin que él tenga que gritar y sin tener que estar pegado.
¿Qué se obtiene de esto? Un grupo de gente aislado que no habla entre ellos, separados por idiomas y haciendo lo que dice el guía.
Las exposiciones están dentro de los edificios de ladrillos dónde dormían los pobres prisioneros, así que son espacios rectangulares, por un sitio se va y por otro se vuelve, y no te puedes parar a hacer fotos porque interrumpes la marcha y alguien detrás se puede molestar.
¿Qué se obtiene de esto? Ganado viendo una exposición, sin pararse, sin pensar, todo el rato para delante siguiendo al guía a un ritmo fijo.
A los diez minutos de la visita yo no quería estar allí. No quería ver eso así, quería pararme, quería comentar, quería reflexionar sobre lo que estaba viendo. Y no podía.
Y a la vuelta en el autobús iba yo pensando que qué mierda de visita cuando empecé a pensar… ¿y no será intencionado? ¿No habrá un museólogo detrás que haya querido que sintamos por unas horas lo que sintieron los judíos? Ser desprovistos de voz, no poder decidir, no salirse de la línea, no ir dónde no te dejen ir…
No tengo respuesta para esto, y me gustaría tenerla, la verdad. Si lo habéis visitado, ¿Tuvisteis la misma sensación?
Creo que algo tiene que haber detrás, hace un año coincidí con varios alemanes que habían ido a visitar Auschwitz con el instituto y cuando llegaron allí, encerraron como a cien en un espacio muy reducido, me contaban que casi no podían ni respirar,ni moverse y los tuvieron ahí como unos cinco minutos. Y les preguntaron si estaban bien, si se podían mover, si pensaban que podrían aguantar así mucho tiempo (…) “Pues nuestros antepasados estuvieron así días y días” y que los hicieron sentir bastante mal y todos me contaban que para ellos esta visita fue una experiencia horrible.
¡Hola! Creo que es la primera vez que comento pero hace tiempo que te leo. Yo estuve en el año 2001. En esa época no hacían visitas guiadas, te lo montabas tu con un librito. Tampoco había mucha gente, por tanto pudimos visitarlo tranquilamente.
Mi recuerdo es que valió mucho la pena pero lo pasé fatal. Sobretodo en los barracones de los diferentes países con víctimas del campo. Era interminable, pero tenías que entrar en todos porque si no era como ignorarles, no se si me explico bien. Cuando llegué al de Italia, vi una foto de Primo Levi y me eché a llorar.
En el tren de vuelta ni mi amiga ni yo abrimos la boca.
Por lo que decís ahora lo han adaptado a la masificación pero la sensación sigue siendo la misma.